Cuando decides emprender, debes aprender y adquirir muchas habilidades, como administración o habilidades de venta (esto lo habló Diana en un episodio del podcast). Pero algo que debemos trabajar y es muy importante para irnos adaptando a cada etapa del negocio es la CREATIVIDAD.
En la cosmética no es diferente, pues para ser una marca exitosa debemos ofrecer productos que se diferencien de nuestros colegas (que también son competencia, aunque muchos sean nuestros amigos). A veces nos distinguimos en los aromas, en la historia de los productos, en las etiquetas o en la experiencia de uso del producto.
Aunque hay personas creativas por naturaleza, la creatividad es algo que puede ejercitarse. Por definición, la creatividad es generar conexiones entre lo que ya existe, pero de una manera diferente. Ninguna idea innovadora se creó de la nada, siempre hay algo de lo que podemos partir. Y para eso hay una estrategia muy buena: usar un moodboard.
El moodboard es una carpeta donde concentramos lo que nos gusta y nos inspira: la imagen de una marca, la filosofía de una marca, los aromas que más nos gustan o hasta los videos de marketing para productos. Es una organización muy visual, que utiliza imágenes para identificar los elementos de manera rápida. Hay muchas maneras de hacerlo, desde una carpeta de imágenes en nuestro celular, hasta aplicaciones de diseño.
Nuestra herramienta por excelencia es Pinterest, ahí encontramos diferentes ideas y con las búsquedas adecuadas podemos ver productos distintos. No se trata de copiar lo que encuentres, sino adaptar lo que vemos y darles nuestro toque. Incluso uno de los servicios que ofrecemos cuando nos piden detalles para eventos, es que si buscan algún arreglo que vieron en internet, podemos hacer las adecuaciones para que lo tengan. Pero algo importante: no replicamos etiquetas de productos para maquila, ni logos, para respetar la propiedad intelectual.
¿En qué nos inspiramos?
Básicamente en nuestros valores: trabajamos para que nuestras actividades sean sustentables, por lo que buscamos tener comercio local y justo, utilizar productos naturales pero que su fabricación no impacte negativamente al ambiente, y que todo tenga una base científica, evitando la desinformación.
Con eso en mente, buscamos diseños e ilustraciones más artísticas y hechas a mano, tenemos como referentes a empresas que utilizan productos de su región. Incluso buscamos marcas que no necesariamente se dediquen a la cosmética, pero que tengan valores parecidos a los nuestros. Revisamos y analizamos cómo hacen su trabajo, su diseño, su comunicación.
Luego imaginamos “¿cómo lo haría yo?”, utilizamos nuestros colores, nuestra identidad y las materias primas de una manera sustentable. Hacemos una mezcla de ideas hasta llegar a esa que estamos buscando. Vamos haciendo borradores, y cuando menos lo esperamos lo tenemos ante nuestros ojos. Quitamos lo que sobra y así tenemos un prototipo que, si se trata de un producto, lo fabricamos, o si es un diseño, se desarrolla para darle vida. Ese prototipo ya se puede presentar al mundo para validarlo o rediseñar si es necesario.
Si lo intentas, quizá en el primer acercamiento llegarás a un “Frankenstein” que no será la mejor idea, pero ten por seguro que poco a poco lo irás refinando hasta llegar a un resultado mejor de lo que esperabas. Verás que generar esas conexiones cada vez será más rápido, estarás trabajando tu creatividad.
También tenemos productos y cursos que inspiramos en fechas importantes o como homenaje a nuestros padres o ahora en nuestra mayor motivación: nuestra pequeña Sofi. Aunque de eso hablaremos en otra ocasión.
Por ahora, cuéntanos, ¿en qué te inspiras tú?
Si te interesa algún tema en particular déjanos tu mensaje para abordarlo.
O si buscas clases sobre estos temas tenemos disponibles algunas y también damos asesoría personalizada.